ARTÍCULOS DE MANUEL SIURANA

En este blog se recogen diversos artículos que han sido publicados por Manuel Siurana.

Wednesday, August 28, 2013

DISCURSO DE MANUEL SIURANA ROGLÁN EN EL ACTO DE HOMENAJE Y DESPEDIDA DE LAS HERMANAS

Queridas Hermanas, señor alcalde y concejales, señor arzobispo, señor vicario, señor Director Provincial de las Hijas de la Caridad, curas que sois o habéis sido de Valderrobres, vecinos y amigos,
Antes de comenzar con mi intervención os quiero advertir que no será un mero trámite. Os pido por ello, que tengáis la bondad de escucharme, lo que no significa que debáis estar de acuerdo con todo lo que vaya a decir.

Hoy nos hemos congregado en nuestra sede parroquial para rendir un justo y sincero homenaje a la Comunidad de las Hijas de la Caridad y qué mejor lugar para hacerlo que en nuestro templo.
La actual Sociedad de Vida Apostólica de las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl fue fundada en Francia en el año 1633 por dicho santo y por Santa Luisa de Marillac. Luego se extendió por todo el mundo con el objetivo primordial de socorrer a los pobres y desvalidos, ampliando su acción social al campo de la sanidad, la educación y la tercera edad.
En 1923 llegaron a nuestro pueblo gracias a la intervención del párroco mosén Enrique Gómez Álvarez y a Sor Carmen, su hermana que, junto con Sor Fuensanta López, levantaron la primera comunidad. Desde entonces, hace ahora 90 años, las Hermanas no sólo han sido unas vecinas más de Valderrobres, que también, sino que han sido el pilar sobre el que se ha asentado la vida parroquial de nuestra localidad y han contribuido de manera decisiva a la extensión de la educación y la cultura.
Su siempre discreta labor social, educativa y cultural ha sido incuestionable, en la línea de otras muchas entidades de la Iglesia Católica, que han creado un importantísimo Tercer Sector, capaz de suplir tanto a la iniciativa privada como a la administración pública. La encomiable labor que ahora hacen muchas ONGs ya la realizaba desde hace cuatro siglos esta Sociedad de Vida Apostólica que por ello ha obtenido infinidad de reconocimientos, como el Premio Príncipe de Asturias a la Concordia, concedido (y cito textualmente) por "su excepcional tarea social y humanitaria en apoyo de los desfavorecidos y por su promoción, en todo el mundo de los valores de la justicia, la paz y la solidaridad".
Su labor cultural y educativa ha sido inmensa. Como decía un vecino la semana pasada, “a más de la mitad de los valderrobrenses nos han limpiado los mocos”. Cientos o miles hemos aprendido a leer y escribir con las Hermanas (mis gracias personales a Sor María del Carmen), otros y otras han aprendido música, mecanografía o manualidades, se han preparado para estudios superiores o han sido acogidos en la guardería. Otros tantos han sido catequizados. Su casa ha estado abierta de manera desinteresada a cuantas asociaciones y entidades culturales lo han solicitado.
Su aportación al bienestar social también ha sido evidente. Siguiendo su carisma, en su casa acogieron enfermos, moribundos y difuntos sin vivienda; cuidaron y atendieron a los ancianos, visitaron y dieron consuelo a los afligidos y cobijaron a los desvalidos.
Como genuinas representantes del Tercer Sector suplieron las carencias del Estado y se fueron retirando cuando éste las hizo suyas. En Valderrobres ese repliegue concluye ahora. Las Hermanas se van, pero no nos dejan. Seguro que seguirán rezando por nosotros.

En 1943, hace ahora 70 años, Asunción Tomás Foz legó a las Hermanas algunas propiedades, entre ellas las viviendas de la calle La Paz, para que pudieran ejercer mejor su apostolado, constituyéndose con dichos bienes una fundación similar a los píos legados que habían sido creados en siglos precedentes por otras personas devotas.
Y en un nuevo guiño histórico, en 1963 (otro año acabado en 3), hace ahora 50 años, se inauguraron la capilla y el salón de actos.
En su despedida las Hermanas han querido realizar un acto más de desprendimiento y han decidido traspasar el legado de Asunción Tomás Foz, a la Fundación Valderrobres Patrimonial, mediante la fusión de ambas entidades.
Ello nos honra y nos llena de responsabilidad. Nos honra porque para nosotros  representa un reconocimiento a la labor que venimos realizando desde 2003, primero a través de REPAVALDE y luego de la propia Fundación. Pero nos llena de responsabilidad porque deberemos dar continuidad a una obra social y cívica de gran relieve, preservando la voluntad de la fundadora y de las transmitentes.
Cuando las Hermanas nos propusieron la fusión, nosotros mismos nos impusimos la condición de dar uso al legado patrimonial que recibiríamos. No queríamos ese legado para que se malbaratara por desuso ni para especular financieramente con él. Esa no hubiera sido la voluntad de la donante ni de las transmitentes. Por ello, antes de aceptar la fusión, quisimos tener un proyecto y eso es lo que os quiero anunciar. La capilla, como es normal, seguirá teniendo su función religiosa, igual que hasta ahora, con los criterios que determine la Iglesia. El salón de actos, con los lógicos ajustes organizativos, continuará estando disponible para las actividades religiosas, culturales, educativas y cívicas. En cuanto al colegio queremos que siga el mismo camino y por ello estamos manteniendo conversaciones con el Ayuntamiento para ubicar en él la nueva biblioteca municipal y la escuela de adultos. También queremos que, lo antes que podamos, el resto de plantas del edificio puedan destinarse para albergue, lo que, en conjunción con la musealización del hospital, permitirá la creación en Valderrobres de una futura aula de naturaleza y arte. Así mismo y en la medida de lo posible, facilitaremos que el solar donde se celebran las fiestas y las ferias pueda transformarse en un espacio cívico y cultural al servicio de la comunidad y que el panteón del cementerio pueda utilizarse para sepultar a los desfavorecidos.

Como acabo de indicar, la Fundación intentará dar continuidad a la labor social de las Hermanas. Pero la Fundación, aunque sí que estará dispuesta a colaborar con la parroquia en lo que ésta necesite, de ninguna manera podrá llegar a suplir el papel que las Hermanas han ejercido en ella, ni su gran trabajo en la catequización de los niños y jóvenes.
Las Hermanas se van y esa decisión que todos sabíamos que algún día llegaría, ya ha llegado. Soy el primero en lamentar su marcha, pero la entiendo y, con profundo dolor, la acepto. Esta nueva situación que se abre en nuestras vidas ha de servir para que llevemos a cabo una profunda reflexión sobre la situación que vive la Iglesia y nuestro papel en ella. Y no debemos apelar a lo fácil, que es culpar a la sociedad, al momento actual, a la jerarquía, a los curas, a las monjas o al vecino. La respuesta la tenemos que encontrar dentro de todos y cada uno de nosotros. ¿Por qué se tienen que marchar las Hermanas? ¿Por qué es tan grande la falta de vocaciones en nuestro país? ¿Por qué un número cada vez más creciente de creyentes se aleja de la Iglesia y otros de la práctica religiosa? Estas son sólo algunas de las preguntas que nos podríamos hacer.
En Valderrobres hemos tenido la enorme suerte de contar con las Hermanas, que han tutelado la vida parroquial y que han malacostumbrado a curas y fieles. Ahora ya no valdrá esa frase tan local de “Ja ho faran”. Se nos va a poner a prueba y tendremos que ser nosotros, todos nosotros, incluyendoo a los curas y a todos y cada uno de los feligreses, quienes, en la medida de lo posible, suplamos la labor de las Hermanas. La tarea no será fácil. Pero las mejores victorias son las que se consiguen en situaciones de máxima dificultad.

Hermanas, gracias por todo, por vuestra estancia entre nosotros, por vuestra fuerza espiritual, por vuestra humildad y servidumbre, por vuestro apoyo, por vuestro sacrificio y vuestro ejemplo y por la confianza que habéis depositado en nosotros.
Sor Dolores, Sor Palmira, Sor Jerusalén, Sor María del Carmen, los valderrobrenses os llevaremos siempre en el corazón. Sor Jerusalén, has sido uno de los cimientos de este templo y así perdurarás en nuestra memoria. Sor María del Carmen, tu huella permanecerá indeleble en mis ojos y en mi boca mientras viva. Gracias.

Valderrobres, a 24 de agosto de 2013

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