ARTÍCULOS DE MANUEL SIURANA

En este blog se recogen diversos artículos que han sido publicados por Manuel Siurana.

Thursday, March 14, 2013

UN CATECISMO PLÁSTICO. EL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN. PARTE y 14, ESTUDIO ICONOLÓGICO DEL CAMARÍN DE LA VIRGEN.

Ornamentación en torno a la imagen de Nuestra Señora del Sagrado Corazón

Baldaquina con la Virgen

Presidiendo el camarín se encuentra la imagen devocional de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús, titular del santuario, colocada en un baldaquino y sobre un altar, dispuesta para que sea vista desde el interior de la iglesia y para que sea venerada directamente accediendo hasta ella a través de las escaleras que comunican el templo con el camarín. Tanto el altar como el baldaquino son clasicistas y sobrios, su ornamentación se limita a las propias líneas y elementos constructivos y a poquísimos elementos ornamentales con fuerte contenido simbólico, como son el anagrama de la Virgen formado por las iniciales de Ave y María (que se repiten en otras muchas partes del templo), la paloma en representación simbólica del Espíritu Santo (que preside el tímpano del baldaquino) y la bonita decoración pintada que recubre la cúpula del baldaquino, donde se muestran cuatro ángeles arrodillados lanzando incienso a María.
Decoración de la cúpula del baldaquino


La imagen de Nuestra Señora del Sagrado Corazón de Jesús que aquí vemos fue realizada en el año 1943 por el escultor de origen valenciano Vicente Navarro Romero[1], en sustitución de una anterior destruida en 1936[2]. Su coste fue de 25.000 pesetas, pero la pagó el Marqués de Robert[3]. Las coronas las diseñó el escultor Navarro y fueron realizadas por el orfebre G. Junyent con diversas joyas y objetos de oro y plata donados por devotos y devotas de la Virgen[4].
Nuestra Señora del Sagrado Corazón

El modelo se ajusta a uno de los tipos más utilizados por los Misioneros del Sagrado Corazón de Jesús. La Virgen aparece, cubierta con un manto[5] desde la cabeza a los pies, que pisan la cabeza de una serpiente. Con su brazo izquierdo sostiene al Niño Jesús, mientras que la mano derecha sustenta el Sagrado Corazón del Niño, quien a su vez con una mano nos lo señala y con la otra nos muestra a su Madre. El Niño, que se viste con una túnica tiene una corona real sobre la cabeza, al igual que María, pero en este caso tras la corona de reina surge radiante una nueva corona con doce estrellas.

Iconológicamente hablando en esta imagen destacan tres aspectos básicos: la relación gestual que se establece entre la Madre y el Hijo, la figura de la serpiente y la corona de estrellas. La relación materno filial plasma uno de los elementos claves de la devoción a Nuestra Señora: María tiene en sus manos el Sagrado Corazón de su Hijo, porque es su Madre y, por ello, es quien más cerca está y más favores puede obtener de Él; a la vez que el Hijo, con sus gestos, nos invita a acercarnos a su Sagrado Corazón a través de su Madre, lo que es una de las doctrinas clave de mosén Julio Chevalier.
Corona de la Virgen

En la iconografía que hemos visto por todo el santuario y en los escritos de una buena parte de los santos que decoran el ábside subyace machaconamente el mensaje de la Inmaculada Concepción de la Virgen, de cuyo tema ya hemos hablado en otros apartados. Aquí se alude a él a través de la figura de la serpiente, como referencia simbólica que rememora las palabras de Dios en el Paraíso (Gn 3, 15), anunciando que una mujer le pisaría la cabeza, de modo que, si el pecado llegó a través de la serpiente que tentó a Eva, la nueva Eva (María) es quien vencerá al pecado (pisando la cabeza a la serpiente). El mismo sentido[6] tiene la representación de la corona[7] de estrellas en la cabeza, cuya base iconográfica está en el Apocalipsis (Ap 12, 1), donde se describe a la Mujer y al dragón que la acechó y contra el que luchó el arcángel San Miguel.

Además la imagen de la Virgen coronada, que es visible desde el interior del templo y que completa la ornamentación del ábside, incide en la cuarta gran idea que subyace en las letanías marianas y en el contexto general de la iconografía del ábside, ya que María es MADRE, VIRGEN, INMACULADA y REINA.

Textos y fotografías: Manuel Siurana Roglán

NOTAS:
[1] Vicente Navarro Romero (1888-1979) nació en Valencia, fue autodidacta, pasó por Italia y se instaló en Barcelona, donde fue profesor de la Llotja, catedrático de la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jorge y académico de las de San Carlos, San Jorge y San Fernando. Trabajó tanto el mármol como la madera y el bronce, realizando muchas obras y exposiciones. Su composición titulada Maternidad puede verse en la Plaza de Cataluña de Barcelona.


[2] La había realizado el escultor barcelonés Don José Rius (autor entre otras obras del grupo del Ecce Homo y de las Tres Marías del paso del Jesús Nazareno de Tarragona). Esta imagen sobrevivió al incendio del 27 de julio de 1909 provocado dentro de los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona y fue guardada por la familia Queraltó (tal como reza una inscripción en su altar), en una tienda de ataúdes (dentro de una caja de muertos [SALVADOR, E., op. cit.].


[3] Se trataba de Roberto Robert Carles (1892-1968), propietario del famoso Palau Robert, situado al final del Paseo de Gracia en su confluencia con la calle Córcega. El marqués, que tenía intención de vender el palacio para construir en él un hotel de nueva planta, quiso donar sus columnas para el Santuario, pero era demasiado tarde, porque ya habían sido adquiridas las definitivas.


[4] La coronación canónica de la Virgen la realizó el arzobispo de Barcelona, monseñor Gregorio Modrego, en nombre del Papa durante el acto inaugural del templo del día 5 de diciembre de 1943, con el apadrinamiento de los marqueses de Robert.


[5] El ropaje inicialmente proyectado para la estatua fue rechazado por el Padre General de los MSC por “ser excesivamente distinto al modelo oficial” [SALVADOR, E., op cit.], lo que obligó a su modificación.


[6] Ya en el siglo XVII el famoso pintor y teórico del arte Francisco Pacheco, en su “Arte de la pintura” al codificar los elementos que debían acompañar a la imagen de la Inmaculada, citaba la corona de doce estrellas en la cabeza.


[7] Santa Brígida en el capítulo 31 de sus Visiones explica como San Juan Bautista le dijo “la corona representa que ella es Reina, Señora y Madre del Rey de los ángeles

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