UN CATECISMO PLÁSTICO. EL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DEL SAGRADO CORAZÓN. PARTE 8, Estudio iconológico del presbiterio. Las pinturas laterales. María como intercesora
MARÍA COMO INTERCESORA
En los lados del
presbiterio, envolviendo la parte superior de las puertas laterales de acceso a
la sacristía y con un enmarcamiento arquitectónico, se representan dos grandes
murales gemelos rectangulares realizados al fresco. Se trata de un fragmento de
la historia de Ester y del episodio de las Bodas de Caná, que fueron realizados
por el pintor Luis Masriera Rosés[1] en
el año 1955.
Firma del autor en una de las obras |
Ambas obras ofrecen una
composición similar, en la que se evoca un espacio interior con figuras en
planos superpuestos dentro de una escenografía que genera una muy lograda
perspectiva, que queda reforzada por la apertura de los fondos, en los que se
introducen elementos paisajísticos. El dibujo es muy correcto, predominan los
tonos cálidos, la luz es irreal y claramente simbólica y la composición es
adecuada, de manera que la perspectiva se adapta perfectamente al punto de
visión del espectador.
La relación entre ambas
obras no se limita a los elementos compositivos, sino que va mucho más lejos
hasta establecer una relación temática directa, motivo por el que fueron
elegidas para decorar este importante espacio del templo. La escena de Ester se
dispone en el lateral de la Epístola, que simbólicamente se corresponde con el
Antiguo Testamento, y el episodio de las Bodas de Caná en el del Evangelio, que
se corresponde con el Nuevo Testamento. De ese modo la historia de Ester
adquiere el carácter prefigurativo de las Bodas de Caná.
Historia de Ester |
La historia de Ester no
es de las más habituales en el arte cristiano, pero aquí es rescatada por su
relación con el tema del lado opuesto. Ester era una joven y hermosa judía que
en el siglo V a.C., a petición de su primo Mardoqueo, intercedió ante el rey
persa Asuero o Jerjes para impedir la matanza de su pueblo que había tramado el
primer ministro Amán, motivo por el que los hebreos aún la recuerdan en la
celebración de su fiesta de los Purim (las suertes). De acuerdo con el relato
bíblico[2],
Ester organizó un banquete en el que el rey le ofreció aquello que ella
quisiera y ella le pidió “mi vida y la de
mi pueblo… Pues mi pueblo y yo hemos sido condenados a ser exterminados,
matados y destruidos…” (Est 7, 3-4), a lo que el rey respondió castigando
al opresor Amán y salvando a los judíos. El papel de Ester en esta escena tuvo
un claro reflejo en el Nuevo Testamento, ya que la iconografía cristiana la
identificó con el papel que luego ejercería la Virgen María, de quien sería una
prefiguración, como intercesora en el Día del Juicio.
Las Bodas de Caná |
Frente a esa escena se
muestra el episodio repetidamente reproducido en el arte cristiano de las Bodas
de Caná[3], a
las que asistieron como invitados Jesús, María y los discípulos. El tema es muy
importante para el cristianismo, ya que forma parte de las celebraciones
epifánicas o teofánicas[4],
pero en este santuario el autor no quiso centrarse tanto en ese aspecto como en
el papel que desempeñó María en la escena, que se desarrolla en un salón donde
se celebra un banquete en el que se ha agotado el vino y la Madre intercede
para que el Hijo realice su primer milagro, convirtiendo el agua de las tinajas
que portan los sirvientes en vino, un vino nuevo (Nuevo Testamento) que será
mejor que el viejo vino (Antiguo Testamento). En ese sentido esta escena enlaza
con la de Ester, ya que ambas mujeres interceden para lograr un buen fin, que
en el caso de la Virgen la sitúa en condiciones de llegar hasta el corazón de
su Hijo, de quien, como mejor intercesora, podrá obtener todos los favores y,
por lo tanto, la relacionan plenamente con el mensaje que quieren transmitir
las pinturas de la bóveda absidial.
Autor de los textos y fotografías: Manuel Siurana Roglán
NOTAS:
[1] Luis Masriera Rosés (1872-1958), hijo del famoso pintor José Masriera Manovens, fue un prolífico artista que ejerció como orfebre, pintor, escenógrafo y autor teatral. Como pintor se movió entre el impresionismo y el modernismo, con algunas influencias recibidas de las primeras vanguardias del siglo XX.
[1] Luis Masriera Rosés (1872-1958), hijo del famoso pintor José Masriera Manovens, fue un prolífico artista que ejerció como orfebre, pintor, escenógrafo y autor teatral. Como pintor se movió entre el impresionismo y el modernismo, con algunas influencias recibidas de las primeras vanguardias del siglo XX.
[2] El libro de Ester es un breve escrito didáctico,
formado por 10 capítulos, basado en hechos ficticios, pero que lleva aparejado
un claro mensaje: la suerte puede cambiar de bando si se produce una
intervención adecuada, que en el contexto del mundo hebreo es la heroína Ester,
que intercede en favor del judaísmo contra el paganismo.
[3] Las Bodas de Caná fueron relatadas por el evangelista
San Juan (Jn 2, 1-12).
[4] Las manifestaciones epifánicas de Cristo son
variadas, la primera se produciría en la Visitación de María a Isabel, cuando
Juan en el vientre de su madre reconoce a Jesús como Dios. Luego seguirían las
relacionadas con el Nacimiento de Jesús: la presencia del buey y el asno
(animales de la creación), la adoración de los pastores (humildes), el
reconocimiento de Simeón en la escena de la Presentación y sobre todo la
adoración de los Magos (poderosos). Y por fin su incipiente vida pública, entre
las que adquirirían un papel destacado y teofánico las Bodas de Caná, el
Bautismo en el Jordán y la Transfiguración, la primera por ser el primer
milagro de Jesús (su primera acción como Hijo de Dios), la segunda por la
presencia de la Trinidad y el reconocimiento del Hijo por el Padre y la tercera
porque Cristo se manifestó en su forma divina.