ARTÍCULOS DE MANUEL SIURANA

En este blog se recogen diversos artículos que han sido publicados por Manuel Siurana.

Thursday, March 29, 2007

EL RETABLO DE JERÓNIMO COSIDA EN LA IGLESIA DE VALDERROBRES, POR MANUEL SIURANA ROGLÁN

Artículo publicado en el Programa de Fiestas de Valderrobres, 1985.
Años atrás, desde estas mismas páginas (1), hablábamos de un sepulcro gótico que se encontraba en la iglesia Mayor de Valderrobres y que por causa de la última Guerra Civil había sido destruido. Pues bien, hoy queremos dedicar esta líneas a comentar otra importante obras artística, también desaparecida durante la Guerra Civil, reconstruida posteriormente y arrinconada en la actualidad: el retablo del altar mayor de nuestra iglesia parroquial.
Dicho retablo fue construido a instancias de don Hernando de Aragón, arzobispo de Zaragoza entre 1539 y 1575, aprovechando un viaje que había realizado a Valderrobres, en 1545 (2).
En ese mismo año se firmó el contrato de la que “auía de ser una muy buena pieça así el retablo como las puertas muy bien pintadas” ante el “notario Hierónimo Paier y, Jerónimo Balezo, pintor, que era de los más auiles y auentaxados deste Reyno, en tiempo de tres años... por precio de la primicia que el pueblo tiene por once años, que baldrá dos mil quinientos sueldos y, el arçobispo se obligó a dar luego para que el pintor empeçase la obra, trecientes ducados, que desto les quiso ayudar y haçer merced” (3).
Según los anteriores textos, quedaría clara la autoría del retablo. Pero surge el problema cuando Abizanda, en su “historia artística y literaria de Aragón” (4), menciona a Jerónimo Vicente “Vallejo” como autor del retablo de Valderrobres, distinguiéndolo de Jerónimo Vallejo “Cosida”. Todo lo cual se puede atribuir a un error de Abizanda, ya que se trataría de una misma persona; pues el pintor Jerónimo Vicente Vallejo, cambió su nombre por el de Jerónimo Cosida. Dicho autor que parecer ser nació en Zaragoza hacia 1516 y murió en la misma ciudad en 1592, puede ser considerado como el mejor pintor aragonés de su época, con un estilo manierista, basado en Rafael y Leonardo da Vinci, especialmente en el primero, de quien prácticamente reproduce sus obras.

Descripción del retablo
Dicha descripción la realizamos basándonos en las fotografías que aquí reproducimos, procedentes del Archivo Mas de Barcelona y que fueron realizadas a principios del siglo XX, por lo tanto omitiremos cualquier referencia al color de la obra.
Las dimensiones del retablo eran de unos 10 metros de alto por 6,5 de ancho y se cerraba por medio de dos puertas, sujetas por goznes a sus extremos laterales, que podían cerrarse sobre él para resguardarlo y que estaban pintadas por dentro y seguramente también por fuera.
El retablo se divide en cinco calles verticales, las tres centrales de la misma anchura y las extremas más pequeñas. La calle central además se prolongaba por medio de un ático (5) sobre todas las demás. En cuanto a las divisiones horizontales o pisos, había tres, además de un banco o predella (6). Así mismo el retablo, como suele ser habitual, estaba enmarcado por una polsera (7). Toda la obra estaba hecha de madera labrada y en los encasillamientos (8) predominaba la pintura sobre la escultura, que sólo se da en la hornacina central y el ático.
Iconográficamente hablando, el ático presenta un altorrelieve con el tema de déesis, es decir, Jesús en la cruz, flanqueado por San Juan y la Virgen; todo ello coronado por la imagen de Dios padre bendiciendo.
El piso (9) superior nos muestra los temas de la Adoración de los Magos, Pentecostés y la Resurrección, además de dos obispos en las calles extremas.
El piso central reproduce la Adoración de los pastores y la Coronación de la Virgen; mientras que en los extremos aparecen las figuras de San Sebastián (a la derecha del retablo) y San Roque ( a la izquierda).
El piso inferior presenta la Anunciación y la Asunción de la Virgen, mientras en un extremo aparece la figura de San Juan Evangelista.
La calle central del piso inferior y medio está ocupada por una imagen de Santa María la Mayor en madera y sobre ella dos ángeles que sostienen una imagen de la Custodia, lo cual era costumbre en los templos aragoneses. La escultura de la Virgen y tal vez también las figuras del ático fueron realizadas por Bernardo Pérez, escultor aragonés de la época, que había realizado el sepulcro de don Hernando de Aragón (conservado en la Seo de Zaragoza) y había trabajado en el Monasterio de Veruela y Alcañiz.
En los extremos del banco del retablo había sendas puertas con las imágenes de San Pedro y San Pablo. Mientras que en las calles centrales, se representaban las escenas de la Oración en el Monte de los Olivos, Cristo ante Pilatos, la flagelación y la Caída camino del Calvario; como se ve, todas relacionadas con la Pasión de Jesús.
Tal como ya hemos indicado unas líneas antes, los bordes del retablo están decorados con madera labrada con decoración vegetal y con puttis (cabecitas de ángel con alas), además de un roble (símbolo de Valderrobres) en cada lado y del escudo de Aragón también duplicado en la parte alta.
Las puertas que cerraban el retablo estaban decoradas por su interior con unas grandes telas. La de la derecha, representa a la Virgen María en los cielos, rodeada de una corte de ángeles, algunos de ellos músicos y bajo ella, en la tierra, aparecen San Pedro (Papa), varios obispos, vírgenes y mártires, entre los que se distinguen perfectamente a San Lorenzo con la parrilla, símbolo de su martirio.
La puerta de la izquierda, representa a Jesucristo en los cielos, rodeado de una corte de ángeles, como María, y bajo él, en la tierra, aparecen los apóstoles. Tal vez, por ello, cabría pensar que esta puerta, representaría la Ascensión, entre tanto que la otra sería la Asunción.
No quisiera terminar la explicación del retablo sin hablar, aunque brevemente, del estilo del autor, el cual es decididamente manierista, ya que nos muestra unas figuras refinadas, distantes del espectador, que casi nunca miran al frente con actitudes un tanto forzadas, en ocasiones, como el tema de la Anunciación. En el autor se aprecia, como hemos dicha anteriormente, una gran influencia de los grandes maestros del renacimiento, como Rafael, muy palpable en temas como la Adoración de los Magos o camino del Calvario y también la influencia de Alberto Durero, en encasillamientos como la Adoración de los Magos, que recuerda a otra de dicho autor conservada en la Galería de los Uffizi de Florencia (Italia). Pero donde la influencia parece clara es en un cuadro circular, situado encima del sepulcro (a la izquierda inferior de la fotografía del retablo) en donde aparece una reproducción fidelísima de la madonna de la silla de Rafael, hoy en día conservada en la galería Pitti de Florencia.

Destrucción y reconstrucción del retablo
Según Oliván Bayle “durante nuestra guerra civil, parte del retablo fue destruido, salvándose importantes fragmentos de él, entre los que se cuentan: la predela, una de las puertas, y gran parte de la fustumbre, lo que, con ayuda de algunos testimonios gráficos, se pude después restaurar y completar, por los hermanos Albareda” (11).
Los hermanos José (1889-1968) y Joaquín (1893-1968) Albareda fueron dos artistas, críticos y profesores de arte aragoneses, que siguiendo la línea clásica realizaron importantes trabajos, muchos de ellos de restauración de obras artísticas en España, principalmente Aragón, y en Hispanoamérica. Entre dichas obras, se encuentran, por supuesto el retablo de la iglesia parroquial de Valderrobres.
Realmente la obra realizada en este retablo no puede ser considerada de restauración, sino más bien de reconstrucción casi total, a pesar de las afirmaciones anteriores de Francisco Oliván Bayle; ya que la comparación fotográfica del retablo de Jerónimo Cosida, y la del de los hermanos Albareda, salvando las lógicas semejanzas, nos muestra bastantes diferencias; si bien la estructura es totalmente la misma. Pero hagamos una breve descripción del nuevo retablo.
El nuevo retablo carecía de las puertas que servían para taparlo, limitándose el mismo a las estructura centrales. Los temas representados en los encasillamientos son los mismos que en el retablo de Cosida, pero están desarrollados todos de formas más o menos distinta con personajes y situaciones cambiantes. Donde la diferencia se hace más patente es en el ático, que en el nuevo retablo aparece pintado, en tanto que en el original aparecía en bajo relieve.
Pero hay una escena, la situada en el encasillamiento de la derecha del segundo piso, es decir, la Coronación de la Virgen, que es idéntica en su iconografía y tonalidades, de ahí que podamos afirmar que se trataría del encasillamiento original de Jerónimo Cosida. Por lo demás, el enmarcamiento, la polsera y todos los demás elementos del nuevo retablo son totalmente atribuible a los hermanos Albareda.
Si bien este hecho no justifica el estado actual de abandono que sufre el retablo. Pues, como es de todo el mundo sabido, el retablo de los hermanos Albareda permaneció en la iglesia Mayor de Valderrobres hasta la reforma que se hizo entre 1965 y 1966; fecha en la cual fue desmontado y depositado en las antiguas escuelas situadas frente a la iglesia parroquial, permaneciendo allí en una situación de total degradación.
Evidentemente el retablo de los hermanos Albareda, no tiene el valor material que tendría el de Jerónimo Cosida. Pero lo indudable es que se trata de una obra de arte, que además de serlo por sí misma, en un recuerdo de otra anterior de más valor. Por todo lo cual, debería ser trasladada al lugar que las autoridades eclesiásticas o municipales consideren más oportuno para que pueda conservarse mejor y ser expuesta a la contemplación de los interesados en ello. Ya que toda obra de arte, independientemente de su valor material, es patrimonio de todos y un legado cultura valiosísimo de nuestros antepasados, que sirve para configurar la historia pasada y presente de nuestro pueblo.
NOTAS
(1) SIURANA, Manuel: Sarcófago gótico de Valderrobres. Programa de Fiestas de Valderrobres, año 1978.
(2) ESPES, Diego de: Historia eclesiástica. Ms. De la Seo de Zaragoza, folio 806 vº.
(3) ESPES, Diego de: Op. Cit.
(4) ABIZANDA Y BROTO, M: Historia artística y literaria de Aragón. T. II, pág. 48.
(5) La palabra “ático” es un concepto artístico que, entre otras cosas, sirve para definir la parte superior de la calle central de un retablo cuando sobresale del último piso y en ella se suele representar un calvario.
(6) La palabra “banco” o también su sinónimo italiano “predella” es un concepto artístico que define la parte inferior del retablo, bajo el cuerpo del mismo, generalmente compartimentado en encasillamientos.
(7) La “polsera” es un aragonesismo de la palabra guardapolvo, es una especie de alero que enmarca el retablo por arriba y los laterales, para protegerlo del polvo y que suele estar decorada.
(8) Los encasillamientos son cada uno de los compartimentos cuadrangulares de que está formado un retablo, en los cuales se representan diversas escenas de la vida de Cristo o del personaje al cual está dedicado el retablo, en este caso la Virgen María.
(9) Los pisos son cada una de las divisiones horizontales del retablo.
(10) El manierismo es un estilo artístico de transición entre el renacimiento y el barroco, que se da aproximadamente entre 1520 y 1600, caracterizado por el refinamiento, la sensualidad, el leve alargamiento de las figuras, la ondulación de las líneas, la intelectualización y lo inquietante.
(11) OLIVAN BAYLE, Francisco: Valderrobres y el Matarraña”. Ed. Publicaciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Zaragoza, Aragón y Rioja. Zaragoza, 1972.
Manuel Siurana Roglán

Monday, March 19, 2007

EL AYUNTAMIENTO RENACENTISTA DE VALDERROBRES, POR MANUEL SIURANA ROGLÁN

LA CASA CONSISTORIAL
Uno de los grandes momentos artísticos de estas tierras lo encontramos en el renacimiento y afecta básicamente a la arquitectura civil, puesto que los templos ya estaban construidos y en buen estado. Es en el último cuarto del siglo XVI cuando, en el plazo de unos treinta años, se pueden situar una serie de edificios, principalmente ayuntamientos, que conforman uno de los alicientes artísticos comarcales. Y como ha demostrado Concepción Lomba, a través de sus estudios (4), en este caso, la construcción del edificio del ayuntamiento de Alcañiz, concluido en 1570, actuó como elemento dinamizador tanto en su propia comarca, Torrecilla, Codoñera, Castelserás, Calanda o Belmonte como en las tierras del Matarraña e incluso en la Terra Alta (Arnes y Horta de San Juan). En este caso Alcañiz posiblemente se benefició de la mediación del foco humanista local (5) y emigrado a Italia (Bernardino Gómez Miedes, Palmireno, Sobrarías), que a buen seguro hicieron mucho por la eclosión de este estilo manierista, tan en conjunción con la cultura que practicaban.
En nuestra comarca permanecen en pie estos edificios en casi todos los pueblos, pero son especialmente relevantes los de Torre del Compte (en 1574) y La Fresneda (en 1576), probablemente realizadas por el mismo autor; Ráfales (en 1589), Monroyo (1594), Valderrobres (en 1599; la más directamente influida por el modelo alcañizano), Mazaleón (de esta época pero con aportaciones del XVIII) y Calaceite (construida un poco más tarde que las demás, terminada en 1613).
Estos edificios surgieron como una forma de afianzar el poder de los Concejos frente al poder externo de la Orden de Calatrava o del Arzobispado Cesaraugustano. Se caracterizan por ser edificios de cantería, por lo general de tres plantas separadas en las fachadas por medio de impostas, con diferentes vanos enmarcados por columnas y arquitrabes y con decoración a base de ovas, dardos, triglifos y metopas. En las plantas bajas se situaron las cárceles y se abrieron las lonjas, resaltando especialmente la de Valderrobres porque ocupa dos fachadas. En la planta noble se situaban las dependencias municipales: alcaldía, salón, oficinas y archivo, abiertas hacia el exterior a través de grandes ventanas o balcones. La planta superior quedaba formada con la típica galería aragonesa, a base de la sucesión de vanos de medio punto, como puede verse en el mismo castillo de nuestro pueblo o en muchas casas solariegas de todo el reino de Aragón, como por ejemplo en la Fonda de la Plaza. Quedando todo el conjunto rematado por aleros muy salientes de piedra, madera o incluso ladrillo.

La Casa Consistorial de Valderrobres es el principal edificio de la plaza y uno de los más emblemáticos de la localidad. Fue construido a finales del siglo XVI, siendo alcalde Gaspar Falgás, por un grupo de picapedreros, entre los que había varios franceses (Esteban Pagés, Gaspar Pagés y Juan Plancha), además de otros aragoneses, como Francisco Comba, Antonio Guillén, Jerónimo Guardia o Pedro Sol, que posiblemente trabajaron bajo la dirección del maestro francés Antonio de Champanach. Como ya hemos dicho, la obra recibe una evidente influencia del Ayuntamiento de Alcañiz, verdadero difusor del estilo en la comarca, y más próximamente de su homónima de Torre del Compte, debiendo incluirse en el amplio foco manierista que se difundió por los diversos pueblos del Bajo Aragón histórico.
Se trata de una construcción sobria, de cantería finamente labrada, de planta casi cuadrada, arquitrabada, adosada en uno de sus lados, pero con tres fachadas visibles, de las que la trasera tiene menor interés artístico.
La fachada principal es la que da a la Plaza Mayor y queda dividida en tres plantas separadas por sendas líneas de impostas molduradas y ligeramente voladas. A la planta baja se abre un gran arco que sirve para acceder a la lonja, que dota al edificio de una funcionalidad comercial, que se ha de sumar a la administrativa que le es propia y a la judicial que también tuvo. La planta principal presenta dos balcones unidos y una ventana, que están enmarcados por sendas pilastras dóricas, con basa y cuyo fuste muestra cinco acanaladuras; entre los capiteles se simula un arquitrabe con franjas que se sobresalen y un friso liso, sobre el que se asienta un frontón triangular con pináculos en cada uno de sus vértices. Los tres vanos no son equidistantes, puesto que los balcones se acercan entre sí enmarcando el arco del porche. Entre los frontones de los balcones se colocó el escudo de la villa (un roble), bajo el que posteriormente se situó un reloj. El espacio, más amplio entre el balcón y la ventana fue aprovechado para pintar un emblema político del que hablaremos más adelante. En la planta superior, apoyados directamente sobre la imposta corren ocho arcos de medio punto que forman la típica galería aragonesa y que en su arranque cortan otra línea de impostas secundaria. Culminando la fachada hay un amplio voladizo de madera en cuyo ángulo vertical se reproduce un friso de bucráneos y rosetas, mientras que en su parte horizontal muestra elementos vegetales, entre los que cuelgan unas enormes piñas.
La fachada oriental ofrece una distribución similar a la principal, pero con importantes variaciones formales. En primer lugar, en la planta baja se abren tres arcadas de medio punto, pero de menor tamaño que la que se abre a la plaza, desde las que se accede a la lonja, salvando el creciente desnivel hacia el puente. Dichas arcadas, a su vez, están separadas por gruesos pilares que por su parte exterior se decoran con pilastras lisas rematadas por pináculos. La planta principal, separada de la inferior y de la superior por la prolongación de las impostas de la fachada anterior, muestra tres ventanas equidistantes, centradas sobre cada uno de los arcos, de las que la central adquiere mayor relevancia al recibir un tratamiento similar a los vanos de la fachada de la plaza. La planta superior y el alero siguen el mismo tratamiento que en la precedente, repitiéndose las ocho ventanas en forma de galería.
La fachada meridional da al río y extramuros, por lo que en ella se prescindió de algunos elementos ornamentales que aparecen en las otras dos. A pesar de ello, mantiene la división en tres plantas, separadas por impostas de menor interés decorativo. La planta baja presenta vanos rectangulares a diversas alturas, ya que en su lado izquierdo tiene las aperturas correspondientes al semisótano y a una entreplanta, mientras que en su lado derecho se abren dos ventanas que sirven para iluminar el interior de la lonja. En la planta principal se distribuyen tres sencillas ventanas, que se alinean con las de la planta baja, en detrimento de su equidistancia. Finalmente en la planta superior se vuelven a repetir las ocho ventanas de la galería, faltando aquí el impresionante voladizo de madera, aunque es posible que existiera primitivamente.
La distribución interior de este edificio ha sufrido diversas modificaciones propias del uso continuado al que se sometió desde su finalización en 1599 hasta la actualidad. En la planta subterránea, casi al nivel del río, se situaron los calabozos (“la Cubeta”) y en la planta baja, además de la lonja, desde la que se accede al interior del edificio, hubo almacenes y se llegó a practicar una entrada por la calle la Paz, instalándose allí la taberna del “Groguet” y posteriormente el despacho del sereno y de “los medidores”, que tenían arrendado el control de los pesos y medidas, entre quienes estuvieron Segundo Vallés y Bernardo Carrera, siendo
el último en desempeñar tal función el tío Marieto. En la entreplanta actualmente están las oficinas municipales. La planta principal fue modificada entre los años 1926 y 1927 para instalar un salón de sesiones (del que se conserva un zócalo estucado y baldosas estrelladas), la secretaría y los despachos del alcalde y del secretario, completando las modificaciones en 1930 con la apertura de una sala de audiencia, una secretaría y una sala de espera para el Juzgado de Primera Instancia. La planta superior, hasta la creación del partido judicial en el siglo XIX, fue utilizada como granero, pero a partir de entonces se transformó en cárcel del partido, sirviendo actualmente como archivo municipal. El aspecto que hoy en día ofrece la obra es fruto de la restauración externa llevada a cabo en varias fases a partir del año 1974, siguiendo el proyecto del arquitecto Rafael Mélida y de las obras de acondicionamiento interno terminadas en 1991.
Anteriormente en 1924 este edificio captó la atención de los creadores del Pueblo Español de Barcelona, que primero lo seleccionaron y luego lo eligieron para presidir la plaza principal de dicho lugar, destinado a albergar algunos de los monumentos más emblemáticos de España, con motivo de la celebración de la Exposición Universal de Barcelona de 1929.

EL EMBLEMA CONSTITUCIONAL
A los valderrobrenses del siglo XX siempre les llamó la atención el emblema que aparece en la fachada del Ayuntamiento, especialmente visible desde las restauraciones. Dicho emblema es un importante documento histórico, por lo insólito y por su referencia a un momento muy concreto de la historia de España, como ahora veremos.
En 1847, siendo alcalde de Valderrobres Joaquín Crespo, posiblemente el pintor Jerónimo Palau, recibió el encargo de decorar parte de la fachada del Ayuntamiento con una pintura emblemática de alto contenido simbólico, muy ajustado a las directrices políticas del partido puritano (6) que gobernó España entre los años 1846 y 1847 y al que con seguridad pertenecería el citado alcalde.
La composición pictórica la preside una mujer recostada y alada, que, en este caso concreto, simboliza la paz, sobre la que corre un emblema con las palabras “paz, unión, libertad”. La mujer sostiene con sus manos un telón que deja al descubierto un fondo decorado, que está enmarcado por guirnaldas y cortinajes, quedando en la parte inferior representadas tres banderas a cada lado. El espacio central, que fue modificado al menos en dos ocasiones, mostraba dos edificios entre los que discurre una calle, precedida por barandas de piedra, que simulan un puente. Ligeramente por encima y más hacia el exterior de estas construcciones sendos leones rampantes sostenían el letrero de “Plaza de la Constitución”.
Técnicamente la pintura denota un cierto virtuosismo en el dominio del dibujo, pero no resuelve satisfactoriamente los problemas espaciales y volumétricos, sin que tampoco adquiera relevancia el color al tratarse de una obra con una gama excesivamente reducida. Por lo que podemos concluir que el autor fue un pintor segundón en una época en la que tampoco fueron excesivamente brillantes los destacados.
Desde un punto de vista simbólico parece evidente el intento por parte del autor de reproducir a su manera la entrada o la salida de la localidad por el puente. Los leones tienen la función de enmarcar y dar realce el letrero, siendo simbólicamente lo más destacado la figura que personifica la paz y el emblema superior, que es toda una proclamación de intenciones. Paz: la que después de la guerra carlista, tan dura en Valderrobres, intentó consolidar el partido puritano. Unión: la de los liberales, que dicho partido pretendía conseguir entre moderados y progresistas. Libertad: objetivo básico de un partido de talante liberal. Por lo que no ha de extrañar que ese mismo año algunas calles y la propia plaza fueran rebautizadas. Así pues la calle Llana (carrer Pla), siempre llamada así hasta entonces, pasó a denominarse calle de la Paz; la calle del Carmen se transformó durante unos años en calle de la Unión; la calle del Medio pasó a ser de la Libertad y la hasta ese momento siempre llamada Plaza Mayor pasó a llamarse Plaza de la Constitución.

El ESCUDO DE LA FACHADA
El escudo situado en el lateral de la fachada principal del Ayuntamiento muestra algunas peculiaridades que le convierten en uno de los elementos emblemáticos de nuestro pueblo. Se trata del escudo del roble, elemento definitorio de la localidad, al menos en la Edad Media, pero, en este caso, sostenido por dos Grifos, el de la izquierda un macho y el de la derecha una hembra. Cada uno de los cuales, a su vez, sostiene una lanza por detrás del escudo.
Los grifos eran animales fantásticos con cabeza, alas y garras de águila y cuerpo y parte trasera de león. Su origen fabulado se remonta varios miles de años atrás y hay que situarlo en Asia. Suelen aparecer frecuentemente sosteniendo escudos, como en este caso, simbolizando las virtudes de los dos animales que los formaban: la vigilancia del águila y la valentía del león. Por lo tanto, esto es lo que significan aquí, unidos al escudo de Valderrobres, representado por un roble fuertemente enraizado y con frutos, símbolos a su vez de la fortaleza y de la riqueza. Con ello su autor quería transmitir un claro mensaje simbólico: los valderrobrenses eran y son personas fuertes, con profundas raíces y capaces de dar muchos frutos, gracias a la protección del águila y del león que les confieren sagacidad y valor para afrontar todos los retos que se pongan ante ellos.

Monday, March 12, 2007

EL GOBIERNO MUNICIPAL DE VALDERROBRES, ENTRE LOS SIGLOS XVIII Y XX, POR MANUEL SIURANA

Este artículo de Manuel Siurana fue publicado en el programa de Fiestas de Valderrobres, del año 2005.

El día 29 de junio de 1707, en plena Guerra de Sucesión, se promulgó el Decreto de Nueva Planta que abolía los fueros, privilegios y costumbres propios de este reino, a la vez que se eliminaba el derecho que los señores, como el arzobispo, tenían de nombrar los cargos locales, tales como alcaldes y regidores (sustitutos de los antiguos jurados) y de ejercer jurisdicción sobre sus vasallos, creándose tribunales ordinarios y dividiendo el territorio aragonés en 13 corregimientos, entre los que estaba el de Alcañiz, al que quedó asignado Valderrobres.
Esta nueva situación administrativa fue de difícil asimilación tanto por los señores, en nuestro caso el arzobispado, como por el pueblo, que, acostumbrado a la situación precedente, no entendía cómo ahora podía alterarse el orden institucional. Pero el contencioso ocurrido en 1799 entre el Capítulo Eclesiástico y el Ayuntamiento de Valderrobres, por los tributos que el primero debía pagar por sus propiedades, es buena muestra del cambio de dirección política y del distanciamiento que se produjo a lo largo del siglo entre el poder eclesiástico y el municipal, ya que éstos claramente se escoraron hacia los intereses estatales, no dejando de ser curioso que el alcalde en esos momentos fuera José Leandro Crespo Valle (los regidores eran Francisco Nicolau y Juan Celma), nieto de aquel Salvador Crespo que a principios de siglo no aceptaba la ingerencia estatal en los asuntos de la villa (1).
A partir de la Guerra de la Independencia Española el liberalismo se fue abriendo paso y los municipios adquirieron cada vez más autonomía respecto a los poderes centrales, imponiéndose poco a poco la elección democrática de los representantes locales, primero con voto restringido, más adelante con sufragio universal masculino y finalmente con sufragio universal total. Aunque este proceso democratizador se vio interrumpido en momentos puntuales más o menos largos, con la imposición de elecciones de arriba hacia abajo.

EL GOBIERNO MUNICIPAL HOY
El número de habitantes de Valderrobres, que oficialmente antes de las elecciones de 2003 era inferior a 2000 personas, implica que en nuestro pueblo sean elegidos nueve concejales en los comicios electorales, cifra que fue de once en los primeros celebrados en la democracia y que previsiblemente volverá a serlo en las elecciones de 2007.
La actual corporación municipal está presidida por el alcalde Julián Godes, actuando como tenientes de alcalde Pedro José Sauras y Agustín Gil. Los concejales son Carlos Fontanet, José Domingo Martí, José María Foz, Carlos Boné, Joaquín Lozano y Raúl Belmonte.
El presupuesto municipal del año 2004 ha sido de 2.364.433,93 €:

GASTOS
Personal
331.087,68 €
Bienes corrientes y servicios
816.241,76 €
Financieros
47.100,00 €
Transferencias corrientes
100.150,00 €
Inversiones reales
977.634,39 €
Pasivos financieros
92.220,10 €

2.364.433,93 €

INGRESOS
Impuestos directos
370.078,72 €
Tasas y otros ingresos
388.433,29 €
Transferencias corrientes
1.547.568,31 €
Ingresos patrimoniales
7.119,10 €
Transferencias de capital
32.660,64 €
Pasivos financieros
18.573,87 €

2.364.433,93 €

El gobierno municipal está estructurado en 7 comisiones, de las que 5 son ordinarias y 2 especiales. Las ordinarias son: economía y hacienda (presidida por Pedro José Sauras); obras y servicios (José Domingo Martí); cultura, juventud, deportes y turismo (Carlos Fontanet); parques, jardines, ferias y fiestas (Agustín Gil); y protección civil, medio ambiente y caminos (José María Foz). Las comisiones especiales fueron: cuentas y residencia de la tercera edad, ambas presididas por el propio alcalde.
Desde las elecciones municipales de 2003 el equipo de gobierno lo comparten el Partido Aragonés Regionalista y el Partido Socialista Obrero Español, que suman seis concejales (4 y 2 respectivamente), quedando el Partido Popular en la oposición y la Chunta Aragonesista fuera del consistorio.
En las elecciones municipales de 1979 comenzó ganando el grupo independiente, llamado “Agrupación Valderrobres”, encabezado por Avelino Segurana, que obtuvo 643 votos y 6 concejales, frente al PSOE que quedó con 517 votos y 5 concejales. En las elecciones de 1983 se presentó y obtuvo por ello la victoria una única candidatura del PSOE, siendo elegido alcalde José María Foz. En 1987 y 1995 obtuvo la victoria el PP, que para gobernar, primero con Luis Gascón y después con Javier Lacuesta, contó con los apoyos del CDS y del PAR. En 1991 la victoria había sido para el PSOE, pero los apoyos entre PP, CDS y PAR permitieron mantener la alcaldía en poder de Luis Gascón. Finalmente en 1999 y 2003 ganó el PAR, ambas veces con Julián Godes (2).

LISTADO DE ALCALDES
La quema del Archivo Municipal durante la revolución anarquista de diciembre de 1933 hurtó a los historiadores la documentación que hubiera facilitado la elaboración de un listado de alcaldes de Valderrobres. Pero diversos trabajos de divulgación llevados a cabo a principios del siglo XX, principalmente por Matías Pallarés y otros miembros del Boletín de Historia y Geografía del Bajo Aragón (3), unidos a las investigaciones realizadas por Gil Domingo en el Archivo Diocesano de Zaragoza, a los estudios efectuados por José Orona en ese mismo archivo y desde estas mismas páginas y a las investigaciones que hemos venido efectuando durante los últimos años en el Archivo Parroquial de Valderrobres y en los Anuarios Estadísticos Municipales, nos permiten disponer de un listado bastante exhaustivo, pero incompleto de los bailes, alcaldes, justicias, jurados y regidores que han gobernado Valderrobres desde finales del siglo XII hasta principios del siglo XX. Confiamos en que la lista se podrá completar durante los próximos años. Para no ser excesivamente farragosos, incorporaremos a este trabajo únicamente el nombre de los alcaldes que, de momento, conocemos, con el año en el que aparecen citados por primera vez en los documentos:
Gonzalo Bastón
1348
Bartolomé Castra
1382
Sancho Pérez de Caseda
1397
Pedro Torres
1432
Guillermo Bonet
1453
Gaspar Falgás
1572
Jerónimo Palacios
1579
Gaspar Falgás
1581
Pedro Juan Pesonada
1628
Francisco Molés
1653
Juan Francisco Molina
1663
Juan Celma
1684
Francisco Monserrat
1714
José Moreno
1714
Diego Malet
1740
Vicente Escurpí
1748
Francisco Fontanet
1758
José Vallés
1779
Leandro Crespo
1799
Francisco Carceller
1821
Francisco Bel
1821
Bernardo Dilla
1830
Benito Casalduch
1832
Joaquín Dilla
1834
Jaime Crespo
1835
Joaquín Bel
1836
Joaquín Celma
1837
Ramón Prades Gil
1842
Evaristo Arbiol
1843
Francisco Soria
1843
Joaquín Crespo
1847
José Sancho
1848
José Cepera
1850
José Portolés
1860
Salvador Crespo
1868
Salvador Zapater
1883
Antonio Barberán
1903
Bernardo Soria
1910
Arcadio Lop
1912
Joaquín Falgás
1917
Arcadio Lop
1918
Bernardo Soria
1919
Francisco Pallarés
1921
Federico Pueyo
1922
Adolfo Tomás
1925
Quintín Soria

Ramón Segura
1931
Fabián Gil
1933
Salvador Boné
1933
José Arrufat “Copet”

José Grandes
1935
Enrique Serrat

Joaquín Celma

Manuel Borrás

Bernardo Berge

Melchor Blanc
1938
Luís Celma
1943
Enrique Micolau
1955
Maximino Roglán
1974
Avelino Segurana
1979
José María Foz
1983
Luís Gascón
1987
Javier Lacuesta
1995
Julián Godes
1999